Los dos protagonistas compitieron en los juegos de Nemei, es decir, las competiciones que reunían cada dos años en la polis de Nemea a atletas de todas las ciudades de Grecia: Creugante da Durazzo y Damosseno di Siracusa. Al no ser ganador, se decidió que cada uno de los dos antagonistas restantes pudiera asestarle un solo golpe al oponente y así concluir el agotador duelo. El primero le lanzó un puñetazo, mientras que el segundo, simulando dar un golpe en la cabeza a su rival, lo golpeó con cruel fuerza en el costado, sacándole las entrañas y causándole la muerte. El golpe traicionero fue castigado con el destierro por los jueces horrorizados, mientras se erigía una estatua en memoria de los vencidos en el templo de Júpiter Liceo en Arcadia. Creugante está firmemente plantado sobre sus piernas separadas, sostiene su brazo derecho con el puño cerrado sobre su cabeza, esperando el golpe del oponente. Casi instintivamente se prepara para la respuesta y le presta su lado. Damossenus protege su pecho con su brazo izquierdo, como si quisiera protegerse de él. La mano derecha está abierta y extendida como una espada para dar el golpe mortal. Su apariencia es particularmente brutal y agresiva. La mirada transmite inhumanidad y ferocidad; en el rostro se dibuja una expresión violenta, despiadada y un odio manifiesto. Las estatuas están realizadas según tensiones musculares de considerable sugestión plástica, encerrando en la pose una energía física decidida y ágil y una grandeza típica de los atletas. De hecho, se percibe un complacido deseo de hacer gala de una ciencia anatómica perfectamente adquirida, fruto de un ejercicio gráfico cotidiano a medio camino entre el placer privado y la severa disciplina. Concebidos en la misma época en que el escultor concibió el grupo de Hércules y Lica, los Pugilatori pertenecen a la fase de máxima tensión expresiva de la producción de Canova, llegando a soluciones inéditas de heroísmo y titánica celebración de la fuerza. Evitando cualquier fijeza suspendida de la acción, propia del arte clásico, trató de representar el acto instantáneo, sintetizando una complejidad conceptual y gestual en una sola imagen. Moldes de yeso de Creugante fueron enviados por el artista a las principales academias de Europa para que los conocedores y aficionados de las bellas artes pudieran admirar y valorar, según palabras del escultor, una de sus obras de carácter más fuerte, ya que hasta ahora no han visto cualquier estilo dulce y delicado». Concebido sin encargo, fue adquirido por el Papa Pío VII en 1801 para los Museos Vaticanos (de ahí la inscripción en la base CVRA PII VII") para compensar el vacío dejado por las antiguas obras maestras traídas a Francia por los ejércitos. La estatua de Damossenus, por otro lado, fue encargada por el gobierno papal tras la compra de su compañero, para colocarse junto a él en 1806.