Retrato de una joven de expresión dura y melancólica y con las manos entrelazadas sobre el regazo, construida con grandes áreas de color puro y gran destreza compositiva. El gran sillón en el que está sentada la niña, con falda negra y jersey rojo, ocupa casi todo el estrecho espacio, profundizado por el recurso del suelo de madera visto en perspectiva. El cuadro está fechado hacia 1939. C. Gelao