La amistad femenina, los sueños, el doble reflejo en el espejo, la relación entre el pintor y la modelo, las mujeres orgullosas hasta convertirse en felinos, la nostalgia de los paraísos perdidos, pero también la crudeza de la realidad, son los temas centrales de la exposición. . .

Pinturas maravillosas, hermosos vestidos, joyas, sueños de exotismo, deseos de viajar y amores impregnan el espacio expositivo, en hermoso diálogo con la arquitectura de la basílica palladiana. El efecto será mágico, recordando aquellos años veinte en los que, como escribió la primera mujer crítica de arte, la poderosa Margherita Sarfatti, “la pintura aparece ante todo como el arte mágico por excelencia”.

El escritor Massimo Bontempelli , casi evocando a las chicas de hoy, contaba con asombro fascinado los primeros planos de mujeres distraídas en los cafés. Estamos en la década de 1920 y, en la Europa que acaba de salir de la Primera Guerra Mundial, la mujer empieza a conquistar su propio papel : cada vez más autónomo, seductor y moderno. El cabello se acorta como el largo de las faldas, mientras que su influencia en la sociedad y la cultura se vuelve cada vez más intensa. Coco Chanel cambia de moda, Amelia Earhart vuela a través del Atlántico, los bailes de Josephine Baker encantan París, Virginia Woolf escribe sus obras maestras.