Realizada por Mantegna inmediatamente después de las obras para la Camera degli Sposi de Mantua (1465-1474), la pintura se caracteriza por la fuerza plástica, casi escultórica de las figuras y el refinamiento de la ejecución, que en el manto de la Virgen combina el precioso lapislázuli azul lazuli con eclosión dorada. Los tonos apagados y empolvados son el resultado de la adopción de la técnica del temple, que prefiere Mantegna y que utiliza extendiendo finas capas de color sobre una finísima tela de lino.