El paso de los años 70 a los 80 marca, en efecto, un importante punto de inflexión en el mundo de la figurilla , cuyos contenidos se vuelcan cada vez más al deporte -especialmente al fútbol, ligado al cartón en una combinación inseparable- y al medio televisivo. . Cuarenta años después del Mundial disputado en España , que vio a Italia como vencedora en un memorable partido el 11 de julio de 1982 , por ello, no podía faltar un estudio en profundidad sobre un acontecimiento que ha quedado impreso en la memoria colectiva, gracias también a pegatinas que se han vuelto de culto. Esa Copa del Mundo representa una especie de prodigio del fútbol, una galería de futbolistas extraordinarios que han entrado en la imaginación de los aficionados, pero no solo. Formidables sobre el césped con el balón en los pies, además de capaces de ser protagonistas de una época.

Personajes que atraviesan territorios culturales y sociales convirtiéndose, en algunos casos, en auténticos iconos. Incluso las pegatinas que hablan de aquel Mundial se han convertido en auténticos símbolos-imágenes, por lo que aún hoy parece imposible pensar en tal o cual jugador independientemente de su rostro impreso en los pequeños rectángulos de papel adhesivo. La exposición recorre las etapas de la selección italiana desde la fase de clasificación, pasando por el debut en el Balaídos de Vigo, pasando por los memorables partidos contra Argentina y Brasil y los espléndidos goles que llevaron a Italia a la final contra Alemania Occidental en el Santiago Bernabéu.

De aquel día todos recuerdan a Sandro Pertini , con su Ya no nos llevan más, exclamaba en el minuto 81' de la final madrileña y el Rey Juan Carlos en la grada, los goles de Marco Tardelli, Rossi y Altobelli y ese triple" ¡Campeones del mundo!" repetido por el comentarista Nando Martellini, pero también la pipa y los ojos felices de Enzo Bearzot que fue el artífice de aquella victoria. En Italia estalla una fiesta que es el símbolo del reinicio de un país. Imágenes destinadas a permanecer se suceden, como las manos extendidas de Zoff sosteniendo la copa y el juego de cartas en el vuelo de regreso.