Take Care Project, un proyecto que comenzó en 2020 en medio de una pandemia y que ahora llega a su primera etapa de exhibición con la presentación de las 160 máscaras producidas por los artistas que aceptaron la invitación. Al mismo tiempo, se presentarán las dos exposiciones personales de los ganadores del concurso: Iaia Filiberti y Roberto Maria Lino, ganadores ex-aequo.

El Proyecto Cuídate quiere ser una metáfora de nuestro tiempo del que destaca algunos elementos caracterizadores: la máscara, el objeto sobre el que trabajaron los artistas, una hoja en blanco para escribir su experiencia en tiempos de pandemia. Atención a través de la invitación en un sistema en cascada. El elemento democrático de participación donde cada artista o curador era libre de invitar a quien quisiera. La votación, que se realizó a través de internet en la web de la fundación 107, destacó el poder de las redes sociales y la fuerza comunicativa individual de cada artista participante en el proyecto.

Cuídate, cuídate, es la consigna y la enseñanza que debería haber quedado impresa en nuestra piel tras las primeras oleadas de la pandemia, la epidemia asiática que ha arrasado con nuestras vidas e iniciado una nueva era. Cuidar de los demás, de los más débiles y necesitados en una sociedad que durante demasiado tiempo ha exaltado el bienestar individual a expensas de un sano principio de comunidad.

El Covid19 ha transformado nuestras vidas, ha cambiado el equilibrio de poder económico entre naciones y continentes, ha aumentado las divergencias entre clases sociales, ha creado una brecha entre trabajadores protegidos y no protegidos, ha cambiado nuestra visión del mundo y sobre todo nos ha quitado seguridad y libertad, haciéndonos sentir lo frágiles que somos.

La pandemia nos ha inoculado un peligroso veneno que es la desconfianza hacia nuestros semejantes, ha anulado el gesto típicamente occidental de darnos la mano, abrazarnos, tejer relaciones, explorar otros mundos. Nos ha aislado en un capullo al que está prohibido el acceso, amplificando la condición de marginados de un camino por el que ya nos habían iniciado los medios tecnológicos.

En las 160 máscaras expuestas, los artistas expresaron sentimientos encontrados: los que transformaron la máscara en un exvoto, los del deseo de un prado, los de una escultura imposible de llevar, los de un mensaje escrito, los de un encuentro entre pueblos, unos en una barrera de espinas, otros en forma de protesta y otros en una hamaca dispuesta a mecerte.