Un diálogo profundo se establece en las salas del piso noble de ACP - Palazzo Franchetti. Las composiciones deliberadamente arcaicas de Massimo Campigli, bien representadas en la exposición con pinturas que van desde 1928 hasta 1966, encuentran el origen de su inspiración más profunda en los hallazgos etruscos expuestos con los que se establece un intercambio natural de atmósferas, signos y colores. A partir de la célebre visita al Museo Etrusco de Villa Giulia en Roma en 1928, asistimos a una especie de retorno a una pureza primordial en el arte de Campigli, a un sabor antiguo hecho de colores suaves, como las pinturas al fresco tan parecidas a cómo el tiempo nos ha devuelto las imágenes etruscas, de formas modeladas según el diseño de estatuas votivas o ánforas, de figuras femeninas con bustos de reloj de arena que se abstraen en imágenes atemporales. La riqueza de las piezas expuestas, desde jarrones hasta figurillas, desde joyas hasta sarcófagos, etc. - permite trazar un alfabeto y un universo de vínculos que, partiendo de evocaciones generales, se declinan en referencias específicas en las distintas secciones de la exposición: la primera dedicada a la figura humana; la segunda a animales, compuesta por pájaros, caballos, animales salvajes y finalmente la tercera con formas y geometrías. Muchos de los hallazgos son absolutamente inéditos y provienen de importantes operaciones de recuperación de material arqueológico, llegado también de museos internacionales, y ahora en disposición de la Superintendencia Arqueológica de Bellas Artes y Paisaje para el Área Metropolitana de Roma, Provincia de Viterbo y Etruria Sur. Mención aparte merecen los dos preciosos sarcófagos de terracota del Museo Cívico de Viterbo. A través del llamado de estas fórmulas expresivas pertenecientes a una gloriosa civilización pasada, el arte de Campigli revela una profunda originalidad precisamente en la coexistencia entre antiguos esplendores y acontecimientos actuales, sumergiendo al visitante en una dimensión donde el tiempo parece detenerse o fluir tranquilamente en un imperturbable quietud. . Nos muestra un siglo XX contemporáneo a las épocas más antiguas del Mediterráneo, escribiendo así una interesantísima página de lo que el arqueólogo Massimo Pallottino definió como una "novela etrusca", un mito que a partir del Renacimiento sigue ejerciendo una fuerte fascinación desde generación en generación. .