Con la exposición URLO. Vibraciones urbanas , editado por Simona Gavioli, Andrea Sampaolo atraviesa el espacio urbano de Roma y lo hace vibrar. El proyecto es el resultado consumado de una serie de lenguajes que siempre han caracterizado la experiencia creativa del artista romano; street art, arte urbano, escritura, graffiti y muralismo, cultura Hip Hop, códigos propios de la galaxia underground que en Urlo se ponen al servicio de una visión más articulada de la relación entre sujeto y mundo.

Este lenguaje rico y complejo, arraigado en Brooklyn desde los años 1970 "que gritaba venganza a través de la regeneración cultural desde abajo", sigue siendo hoy para Sampaolo la forma de denunciar las penurias sociales, económicas y existenciales. El corazón de la exposición es la reinterpretación de la superficie de los antiguos 'postes' en desuso de los carteles publicitarios del Ayuntamiento de Roma: el poderoso gesto visionario renueva su lenguaje, transmutando el significado en una nueva dimensión expresiva y comunicativa.

SCREAM , que reverbera la experiencia vivida en América por el artista en 2010, representa, en cumplimiento de la misión del Mattatoio, un grito innovador y provocativo dirigido a la ciudad. A las obras fijas se sumarán actuaciones del artista y, al margen de la exposición, seminarios y encuentros centrados en el tema de la creatividad artística. Para Sampaolo, de hecho, es fundamental establecer un contacto experiencial con el público y, sobre todo, con los jóvenes. Su arte debe entenderse como el modo más elevado de conexión que une a los hombres entre sí y con el mundo; un arte dotado, por tanto, de un profundo carácter político que pone en duda la naturaleza original del ser humano. Andrea Sampaolo define URLO como un regalo, es decir, un acto gratuito en el que el bien donado se convierte en un poderoso vehículo de relación. Esta concepción subversiva del regalo es necesaria en una sociedad dominada por la agresión, en la que el otro es percibido como un extraño amenazante. Por ello, se necesitan urgentemente gestos capaces de devolver la esperanza y la paz a las comunidades y territorios. El grito no violento pero decisivo se convierte así en portador de un mensaje de renacimiento que busca un nuevo equilibrio en el contexto urbano y social de la Capital.